martes, 10 de mayo de 2011

Un texto para leer y trabajar en mi ausencia: "NOVIA" de Alejandro Dolina.

Hola a todos. Por motivos de salud no puedo estar con ustedes esta semana, pero por suerte (para mí suerte he de confesar, jeje), existen las nuevas tecnologías que nos permiten interactuar más allá de si estamos presentes o no. A continuación les dejo un texto para que en primer lugar lo puedan disfrutar. Es un texto imperdible de un escritor argentino llamado Alejandro Dolina. Sé que el texto les va a gustar. Se llama "Novia".


 
Hace mucho tiempo, yo tenía una novia buena y hermosa. Me amaba con una devoción tal, que no pude resistir la tentación de ser malvado. Me solazaba en la traición, en el capricho, en la impuntualidad, en la mentira gratuita. Ella lloraba en secreto, cuando yo no la veía, pues sabía que su llanto me irritaba. Pero un día, un incidente que ni siquiera recuerdo me despertó el temor de perderla.
El amor crece con el miedo. Mi conducta cambió. Me fui haciendo bueno. Quise pagar el daño que había hecho y empecé a vivir para ella. Le hacía el amor en todos los zaguanes. Le cantaba valses de Héctor Pedro Blomberg. La llevaba a pasear por los lugares más hermosos del mundo. Le imponía aventuras inesperadas. Me hice sabio y generoso sólo para merecer su amor. Pero un día me dejó.
- No te quiero más-me dijo, y se fue. Supliqué un poco, sólo un poco, porque era bueno. Después me puse a esperar la muerte sentado en el umbral.
Al cabo de un tiempo, aparecieron los celos. Pensé que seguramente me había dejado por otro. Decidí averiguarlo. Indagué a los amigos comunes, pero todos afectaban un aire de trabajosa indiferencia. Resolví seguirla. Pasaba las noches acechando su puerta. Durante el día, me apostaba en la esquina de su trabajo. El resultado de mis pesquisas fue nulo. Mi novia se desplazaba por circuitos inocentes. Perdí mi empleo, mi salud y hasta mis amistades. Mi vida era una perpetua vigilancia.
Pasaron largos meses sin que nada ocurriera. Hasta que una noche la vi salir de su casa con aire decidido. Tuve el presentimiento de que iba a encontrarse con un hombre, tal vez porque estaba demasiado linda. La seguí entre las sombras y vi que se detenía en una esquina que yo conocía bien. Me escondí en un portal.
Ella se detuvo y esperó, esperó mucho. Cerca de una hora después, apareció un hombre alto, oscuro, soberbio. Algo familiar había en su paso. Ella intentó una caricia, pero él la rechazó. Inmediatamente comprendí que el hombre se complacía en verla sufrir y amar al mismo tiempo. Se trataba de un sujeto diabólico. Cada tanto, me llegaban ráfagas de una risa vulgar. No podía concebirse un individuo más vil y detestable.
Caminaron. Tomaron un rumbo que no me sorprendió. Al llegar a la luz de una avenida, pude ver que aquél hombre era yo. Yo mismo, pero antes. Con el desdén cósmico que tanto me había costado borrar del alma, con la maldad de mis peores épocas. Con la impunidad de los necios.
No pude soportarlo. Pensé en cruzar la calle y pegarme una trompada, pero me tuve miedo. Quise gritar, ordenarme a mí mismo dejar tranquila a aquella muchacha. Pero el imperativo no tiene primera persona y no supe qué decirme. Se detuvieron un instante y pasé delante de ellos. Ella no me vio. Yo sí me vi. Me miré con un gesto de advertencia. Después los perdí de vista y me quedé llorando.

Actividades propuestas para el texto:

1) ¿Qué elementos del texto te llamaron la atención? ¿Por qué?
2) ¿Estás de acuerdo con la actitud del novio? Ofrece tus argumentos (que no sean fingidos por favor, o para agradar a un profesor).
3) ¿Estás de acuerdo con la actitud de la novia? ¿Por qué?
4) Para pensar gramaticalmente:

Hace mucho tiempo, yo tenía una novia buena y hermosa

 Las palabras subrayadas,

a) ¿de qué palabra dependen?
b) ¿qué función están cumpliendo con relación a esa palabra?

PARA EL VIERNES VIENEN MÁS TAREAS............

 

lunes, 2 de mayo de 2011

Un texto para trabajar el tema que estamos desarrollando...


EL HABITANTE DE LA PLANTA BAJA

Vive en un apartamento en planta baja que tiene un patio, y soporta a sus vecinos de arriba que tiran papeles, corchos, hasta lamparitas quemadas. Pero con los del séptimo F es distinto. Cada dos o tres días se pelean (él llega tarde, le da una excusa ridícula, ella no le cree) y por la ventana del dormitorio vuela algún libro. El habitante de la planta baja nunca fue muy lector, pero cuando cayó el primer libro, lo leyó.  Después vinieron otros. Un poco de todo: novelas de espionaje, best sellers, libros de autoayuda. Los lee a todos por igual, ya que son un regalo del cielo. Sin embargo, cuatro meses atrás, y por un lapso de tres semanas, los libros dejaron de caer. ¿Los del séptimo F se habrían ido de vacaciones? No, era algo mucho peor: los encontró caminando por la calle y presenció con desagrado los arrumacos y las palabras cariñosas. Todo estaba perdido: triunfaba el amor. Pero un viernes, al llegar a su casa a las tres de la mañana, se cruzó con el vecino. Tenía el traje arrugado y miraba con insistencia el reloj, como si sus ojos tuvieran el poder de hacer retroceder las agujas. Lo oyó cerrar el ascensor con extraordinaria suavidad: que nadie en el mundo se despertara. Pero el de la planta baja sabe que las esposas siempre se despiertan. El silencio perfecto aún no ha sido inventado. Saca una silla al patio, mira hacia los cielos y espera. Se oyen los primeros gritos. Pronto tendrá lectura para el fin de semana.

                          Pablo de Santis, Revista Ñ, El Clarín. Tomado del libro “Otro mundo de palabras. Español. Tercer Año”
Autoras: Centanino, Rosselli, Savio.